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Como la planta reverdece
cuando aún le queda vida
y el jardinero que la cuida
su tierra fértil le revuelve.


Airosa luce y con sus flores,
adorna de nuevo el jardín
así mi alma volvió a vivir,
en el jardín de mis amores.

Pocas hojas verdes relucían,
Ya su tallo tambaleaba,
con una dosis de alegría
las hojas verdes de mi alma
no secaron, siguen vivas.

Es el amor, el abono
que fertiliza, que da el aliento,
es el conducto que lleva al horno,
que enciende llamas y arde lento.

Es el amor, esa medicina
que no deseas porque es amarga,
pero es la que cura, y te da energía,
y las hojas verdes de tu alma
no resecan como la planta,
si hay jardinero en vigilia.





Feb/ 09


 

 

 

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