Si me atreviera pedir a Dios,
cuando esté en su compañía,
unas alas y la estadía
por tiempos en tu dolor,

Como tu estás en los míos,
como me sientes llorar
como sientes mi cobardía
ante las aguas que van.

Subiendo sin demora,
asustando mi existir,
tú, Matita, una barca me arrojas,
y no me dejas morir.

Si me atreviera a pedir a Dios
cuando yo esté en su cielo...
que mi corazón lo divida en dos
y tu sufrir lo derrita como el hielo.

Que no sufras más, que nunca llores
y la soledad por siempre se esfume
que no te fallen tus amores
y sientas de la vida su perfume.

Y como nada es imposible para Dios
que me permita ese tierno abrazo,
un encuentro entre tú y yo
para anudar bien fuerte éste lazo.

Y si alguna, antes, ha de morir
que no sea hoy, no por favor...
para poner el broche al existir
con el recuerdo imperecedero,
de una amistad, que supo reír
y que juntas compartieron el dolor.

De Matty, a Carmen,
tu amiga que siempre te ha de amar.
 

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