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Suspensión de la conciencia,
enajenarse de injusticias,
contemplando a quienes le miran,
diciendo que ya se hastían,
de su cadavérica presencia.



Es estado de inconciencia,
la de un ente que sin prisa,
con su barco a la deriva,
vagando tal vez por rutas nuevas
de aventuras no vividas.



Los deudos, que por su deceso esperan,
disimulan su cansancio,
impacientes van contando,
cada segundo y desesperan.
por saber cuanto es cuanto...



Mientras en silencio va rezando,
a la luz de cada vela.
una luz que parpadea,
en un cimiento tambaleando
es de alguien que para sí desea,
lo que sin medida va olfateando.



Si aún quedara el amor eterno,
de un corazón sincero,
encendido sigue un candil,
y no se aparta de allí
hasta dar el último beso.



Puede que extinga muy lento
porque es débil la brisa
que sale de su ya espectro,
son reservas de recuerdos,
que retienen su partida.



Se llevará los segmentos,
de vidas bien o mal vividas,
hipócritas, muchas fueron,
otras zarpazos dieron,
pero una vez esa mochila
se aliviane para el vuelo,
entonces... felizmente se retira.



Carmen Flores
Noviembre 2009